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Estabilizadores del Estado de Ánimo: usos, diferencias con otros psicofármacos y principales aplicaciones.
01 - 06 - 2023
Categorías: Artículos Científicos , Salud Mental
Etiquetas: salud mental , medicación
Estabilizadores del Estado de Ánimo: usos, diferencias con otros psicofármacos y principales aplicaciones.
INVESTIGACIÓN | GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO
Autor: Jorge Marredo Rosa. Psicólogo investigador. Coordinador del área de Gestión del Conocimiento, que presta sus servicios en el Creap a través de Grupo 5 Acción y Gestión Social S.A.U.
Introducción
Los estabilizadores del estado de ánimo, los antidepresivos, los ansiolíticos y los antipsicóticos son todos medicamentos que se utilizan en el tratamiento de diversas condiciones de salud mental también conocidos como psicofármacos, pero difieren en sus mecanismos de acción y en las condiciones para las que están indicados.
Los estabilizadores del estado de ánimo son una clase de fármacos utilizados principalmente en el tratamiento de trastornos del estado de ánimo, especialmente el trastorno bipolar. Estos medicamentos son esenciales para ayudar a las personas a mantener un estado de ánimo estable, evitando los extremos de la manía y la depresión. Aunque estos medicamentos pueden ser muy eficaces, también pueden tener efectos secundarios y riesgos. Por lo tanto, es importante que las personas que reciben tratamiento y los profesionales de la salud comprendan bien estos medicamentos para poder tomar decisiones informadas sobre el tratamiento.
El trastorno bipolar
El trastorno bipolar es una condición de salud mental que se caracteriza por cambios extremos en el estado de ánimo, que incluyen episodios de manía (altos emocionales) y depresión (bajos emocionales). Los síntomas pueden causar cambios impredecibles en el estado de ánimo y el comportamiento, lo que puede resultar en una angustia significativa y dificultades en la vida.
Existen varios tipos de trastorno bipolar, entre ellos:
- Trastorno bipolar I: se considera cuando se presenta por al menos un episodio maníaco que puede ser precedido o seguido por episodios hipomaníacos o depresivos mayores. En algunos casos, la manía puede desencadenar en sintomatología psicótica.
- Trastorno bipolar II: implica al menos un episodio depresivo mayor y al menos un episodio hipomaníaco, pero nunca se ha tenido un episodio maníaco.
- Trastorno ciclotímico: se caracteriza por al menos dos años (o un año en niños y adolescentes) de muchos períodos de síntomas de hipomanía y períodos de síntomas depresivos (aunque menos graves que la depresión mayor).
El curso del trastorno bipolar puede variar considerablemente de una persona a otra. Algunas personas pueden experimentar síntomas emocionales entre los episodios, mientras que otras pueden no experimentar ninguno. Los episodios de cambios de humor pueden ocurrir raramente o varias veces al año.
Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que alrededor de 60 millones de personas en todo el mundo sufren de trastorno bipolar. En España, la prevalencia del trastorno bipolar se estima en alrededor del 2% de la población. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas cifras pueden variar dependiendo de los criterios diagnósticos utilizados y de otros factores que escapan al propósito de esta artículo.
Diferencias entre estabilizadores del estado de ánimo, antidepresivos, ansiolíticos y antipsicóticos
Estabilizadores del estado de ánimo: incluyen el litio y ciertos anticonvulsivos, actúan sobre varios sistemas de neurotransmisores en el cerebro para ayudar a regular las fluctuaciones en el estado de ánimo. El litio, por ejemplo, se cree que actúa inhibiendo una enzima llamada inositol monofosfatasa, lo que a su vez afecta a varios neurotransmisores, incluyendo la serotonina y el glutamato. Los anticonvulsivos, como el valproato y la lamotrigina, pueden actuar aumentando la actividad del ácido gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor inhibidor, y disminuyendo la actividad del glutamato, un neurotransmisor excitador.
Antidepresivos: actúan principalmente aumentando la disponibilidad de ciertos neurotransmisores en el cerebro, como la serotonina, la norepinefrina y la dopamina. Esto se logra inhibiendo la recaptación de estos neurotransmisores en las neuronas, lo que permite que permanezcan activos en el espacio sináptico durante más tiempo. Los antidepresivos también pueden actuar sobre otros sistemas de neurotransmisores y vías de señalización en el cerebro.
Ansiolíticos: incluyen las benzodiazepinas y ciertos antidepresivos y antipsicóticos, actúan disminuyendo la actividad del sistema nervioso central para reducir los síntomas de la ansiedad. Las benzodiazepinas, por ejemplo, actúan aumentando la actividad del GABA, lo que tiene un efecto calmante.
Antipsicóticos: aunque se utilizan para tratar los trastornos psicóticos, como la esquizofrenia, y a veces también se utilizan en el tratamiento del trastorno bipolar. Estos medicamentos actúan bloqueando los receptores de dopamina en el cerebro, lo que puede ayudar a reducir los síntomas psicóticos como las alucinaciones y los delirios. Algunos antipsicóticos también tienen efectos sobre otros sistemas de neurotransmisores, como la serotonina.
Por tanto, aunque estos medicamentos pueden tener funciones similares en el tratamiento de los trastornos de salud mental, cada uno tiene unos mecanismos de acción más o menos delimitados y están indicados para diferentes trastornos.
Historia de los estabilizadores del estado de ánimo
Si bien los antiguos griegos ya reconocían los estados de manía y melancolía, que consideraban el resultado de un desequilibrio en los humores del cuerpo, la comprensión contemporánea del trastorno bipolar se remonta a 1850 cuando el psiquiatra francés Jean-Pierre Falret describió un nuevo trastorno psiquiátrico llamado "folie circulaire" (locura circular) que sigue un ciclo de depresión y manía, con un interludio libre de síntomas de duración indeterminada entre estos dos extremos de la enfermedad.
A lo largo del siglo XX, siendo este trastorno conocido como psicosis maniaco-depresiva, los avances en la neurociencia y la psicofarmacología llevaron al desarrollo de los primeros medicamentos eficaces para el tratamiento del trastorno bipolar. El litio, que se introdujo en la década de 1940, fue el primer estabilizador del estado de ánimo y sigue siendo un tratamiento de primera línea para el trastorno bipolar. Desde entonces, se han desarrollado y aprobado varios otros estabilizadores del estado de ánimo, incluyendo varios anticonvulsivos y antipsicóticos atípicos.
Clasificación actual de los estabilizadores del estado de ánimo
Los estabilizadores del estado de ánimo se pueden clasificar en varios grupos según su mecanismo de acción. Los principales grupos incluyen el litio y los anticonvulsivos.
El litio es el estabilizador del estado de ánimo más antiguo y sigue siendo un tratamiento de primera línea para el trastorno bipolar. Aunque su mecanismo exacto de acción sigue siendo objeto de investigación, se cree que el litio actúa modulando la actividad de ciertos neurotransmisores y vías de señalización en el cerebro.
Los anticonvulsivos, como el valproato y la lamotrigina, también se utilizan como estabilizadores del estado de ánimo. Estos medicamentos, originalmente desarrollados para el tratamiento de la epilepsia, se encontró que tenían propiedades estabilizadoras del estado de ánimo y ahora se utilizan comúnmente en el tratamiento del trastorno bipolar.
Ventajas e inconvenientes del uso de estabilizadores del estado de ánimo
Los estabilizadores del estado de ánimo pueden ser muy eficaces para controlar los síntomas del trastorno bipolar. Pueden ayudar a prevenir los episodios de manía y depresión, y a mantener un estado de ánimo más estable a lo largo del tiempo. Esto puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas con trastorno bipolar.
Sin embargo, como todos los medicamentos, los estabilizadores del estado de ánimo también pueden tener efectos secundarios y riesgos. Por ejemplo, el litio puede causar problemas renales y tiroideos a largo plazo, y los anticonvulsivos pueden causar efectos secundarios como somnolencia, mareos y problemas de coordinación.
Además, el uso de estabilizadores del estado de ánimo requiere un seguimiento regular por parte de un profesional de la salud para monitorizar la eficacia del tratamiento y los posibles efectos secundarios. Esto puede incluir pruebas de sangre regulares para monitorizar los niveles de medicación y la función renal y tiroidea.
Por qué algunos estabilizadores del estado de ánimo son inyectados
Algunos estabilizadores del estado de ánimo se administran por vía inyectable para garantizar que la persona reciba la dosis correcta de medicación. Esto puede ser especialmente útil en casos en los que la persona tiene dificultades para tomar medicación oral, como en situaciones de crisis agudas o cuando hay problemas de adherencia al tratamiento.
Las inyecciones de estabilizadores del estado de ánimo también pueden proporcionar una liberación más constante de medicación, lo que puede ayudar a mantener un nivel más estable de medicación en el cuerpo y reducir las fluctuaciones en el estado de ánimo.
Principales efectos secundarios de los estabilizadores del estado de ánimo
Los efectos secundarios de los estabilizadores del estado de ánimo pueden variar dependiendo del medicamento específico. Algunos de los efectos secundarios más comunes incluyen somnolencia, mareos, problemas de coordinación, aumento de peso, problemas metabólicos, problemas renales y tiroideos. En algunos casos, estos medicamentos también pueden aumentar el riesgo de pensamientos y comportamientos impulsivos, especialmente en jóvenes y adolescentes.
Es importante que las personas tratadas discutan estos posibles efectos secundarios con su médico para que puedan tomar una decisión informada sobre su tratamiento. Además, cualquier efecto secundario grave o inesperado debe ser informado a un médico de inmediato.
Conclusión
Los estabilizadores del estado de ánimo son una herramienta esencial en el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo, especialmente el trastorno bipolar. Aunque estos medicamentos pueden tener efectos secundarios, su capacidad para ayudar a las personas tratadas a mantener un estado de ánimo estable puede mejorar significativamente la calidad de vida de las personas diagnosticadas.
Si como es recomendable, trabajamos desde un modelo de atención integral centrado en la persona, es importante que las personas tratadas conozcan y discutan todas las opciones de tratamiento con su médico para tomar la decisión que mejor se adapte a sus necesidades y circunstancias individuales. Aunque los estabilizadores del estado de ánimo pueden ser una parte importante del tratamiento para el trastorno bipolar, también es necesario considerar otras formas de tratamiento complementarias, como los programas de rehabilitación psicosocial que ayudan a la recuperación funcional y a la estabilización clínica.
En última instancia, el objetivo del tratamiento del trastorno bipolar, como con cualquier condición de salud mental, es ayudar a las personas a vivir vidas plenas y satisfactorias. Con el tratamiento adecuado, las personas con trastorno bipolar pueden manejar sus síntomas y disfrutar de una buena calidad de vida.
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